Antigua, Real e Ilustre Hermandad de Nuestra Señora de la Luz

Referencia histórica

A pesar de la falta de documentos más antiguos (probablemente perdidos), hay constancia escrita de que en 1670 ya existía esta Hermandad mariana. Siguiendo una costumbre muy extendida, se unió en el siglo XVIII a la Sacramental y de Animas, que también radicaban dentro de San Esteban. Al cerrarse este templo durante la revolución de 1868, la imagen estuvo depositada en la Casa de Pilatos, cuyos duques la acogieron con todos los honores. Al regresar a su iglesia, continúa unida a la Sacramental, hasta que en el siglo XX quedó reducida a una congregación de señoras.

En 1920 la Hermandad fue reorganizada. Con motivo del centenario de su estancia en la Casa de Pilatos, vuelve allí en 1968, experiencia que se repite después por obras de restauración en el templo del Protomártir. En 1971 el Ayuntamiento dedicó a esta Virgen la cercana calle Luz, completando su rótulo con las palabras que faltaban, como homenaje a la Patrona del barrio (lo es desde 1750). Un barrio con el cual está plenamente identificada, en su doble faceta popular y señorial, a través de un largo proceso de convivencia religiosa e histórica. Por ello esta Hermandad merece catalogarse entre las “súper-clásicas”.

Referencia artística

También merece igual catalogación la efigie, ejemplar anónimo del rococó sevillano, con juveniles facciones donde la policromía adquiere tersura y delicadeza de porcelana. Es ligeramente inferior al natural (1,40). Si la Madre ofrece una expresión idealizada, el Niño se distingue por su sentido realista, con movimiento muy vivaz e infantil. Este Niño luce interesante corona (grabada, no repujada) de la segunda mitad del s. XVII. Seco Velasco cinceló modernamente la bien medida corona de la Virgen, cuyos atributos se completan con la habitual ráfaga; que aquí cobra una significación especial, al representar precisamente la Luz que emana de Ella.

El paso fue concebido con extraordinario acierto por Castillo Lastrucci en 1944. Afiligranada peana (angelitos niños entre guirnaldas primaverales), casi al modo benlliuresco. Airosa canastilla, cartelas, mascarones y ángeles mancebos, los cuales alzan sus brazos con ademán exultante, como ofreciendo hacia lo alto el resplandor de los candelabros. Estos llevan unos pinjantes o zarcillos florales, nota única dentro de su género. En la delantera se ha puesto varias veces una talla antigua de San Miguel flamígero, de imponderable sentido simbólico: pues su espada vence la oscuridad y las tinieblas, allanando el camino para la radiante Reina Inmaculada. Su atavío es también concepcionista, compuesto por manto de tisú celeste y saya blanca prolongada hasta el cuello, sin pecherines de encaje que desvirtúen el verdadero sentido letífico.

 

Datos curiosos

La Virgen de la Luz es la única Virgen de Gloria que ha procesionado en Sevilla el domingo de Pascua (año 1910) acompañando a un Jesús Resucitado, experiencia que lamentablemente no volvió a repetirse, a pesar del éxito obtenido. Cuando Castillo Lastrucci diseñó su flamante paso, quiso poner en la delantera un ángel con una antorcha eléctrica (fórmula similar al sayón del misterio del Prendimiento) y detrás un querubín con un incensario encendido, ideas ambas que tampoco prosperaron. La cruz procesional, tallada por Sanjuán con forma de tronco arbóreo, es casi una transcripción al estilo glorioso de la que tiene la señera Cofradía del Calvario.

Momentos destacados

Salida y entrada, a través de la mítica puerta ojival. Pero especialmente recomendamos el que sin duda es uno de los momentos más bellos de todas las procesiones de Sevilla: cuando el paso revira lentamente desde Imperial a Caleria, teniendo encima la fronda arbolada de la Casa de Pilatos, la cual sobresale por la tapia como si no quisiera perderse tanta hermosura y tanto lirismo.

Iglesia de San Esteban
Iglesia de San Esteban
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