Introducción

Muchos son los trabajos que han aparecido estudiando las hermandades y cofradías, bien en general: estudios de las cofradías de una diócesis, estudios de una cofradía; bien en particular: estudios de uno de los miles de aspectos que se pueden investigar y conocer dentro de cada cofradía y en su devenir histórico.

Pero una vez más hemos de usar el ya tópico dicho: A veces los árboles nos impiden ver el bosque y las casas la ciudad. Y esto es lo que intentamos en este estudio: Tratar de conocer las hermandades y cofradías hispanas en sus líneas generales, en sus características más determinantes: devocionales y cronológicas, intrínsecas y extrínsecas, pero sin tocar para nada su inmenso patrimonio artístico. Saber, en sus líneas generales, cómo, cuándo y para qué fines surgieron; cómo han evolucionado desde su fundación hasta hoy. Trabajo arduo y difícil que nos ha obligado a estudiar y repasar algo de lo mucho publicado sobre cofradías en general y sobre muchas de ellas en particular, 1, y tratar de resumir y sintetizar en unos trazos claros, aunque, necesariamente, hemos tenido que dejar fuera muchos matices. Se trata de ver este bosque, de contemplar esta ciudad que hemos titulado como las hermandades y cofradías hispanas.

1. Aclarando conceptos

Muchas cuestiones se nos plantean antes de estudiar el desarrollo histórico de las hermandades y cofradías desde sus comienzos a nuestros días. Intentaremos simplificar y ser lo más completos y objetivos posible.

– La primera cuestión que se plantea es ¿por qué dos palabras para una misma realidad: hermandad y cofradía? Etimológicamente significan lo mismo: hermandad viene de germanus (hermano carnal) y cofradía viene de cum fratre (con el hermano). Pero una distinción se puede establecer, se ha establecido de hecho en Andalucía, y establecía ya el Código de Derecho Canónico, promulgado en 1917 cc. 700-725, no el actual que las define en el canon 298. “Las asociaciones de fieles, (decía aquel Código de Derecho Canónico, c. 707. l.) que han sido erigidas para ejercer alguna obra de piedad o de caridad, se denominan pías uniones; las cuales, si están constituidas a modo de cuerpo orgánico, se llaman hermandades”. Canon 707.2. “Y las hermandades que han sido erigidas además para el incremento de] culto público, reciben el nombre particular de cofradías”. Nosotros, para no ser repetitivos, utilizaremos solamente un término, el de cofradía, que nos parece históricamente más justo, aunque lo entendemos comprendiendo el doble significado de hermandad y cofradía y nunca reducido a simbolizar, exclusivamente, actos de culto.

– Hablamos de cofradías cristianas o, más concretamente, de cofradías católicas, es decir, de asociaciones de clérigos y laicos, o sólo de clérigos, o sólo de laicos, hombres y/o mujeres, dentro de la Iglesia Católica, no de las asociaciones que hayan creado otras iglesias cristianas, otras religiones, los poderes políticos o los poderes económicos.

– Estas cofradías cristianas han existido siempre en el cristianismo. No nacen en el siglo XIII o en el XV, ni terminan en el siglo XV o en el XIX, nacen con Jesús y sus apóstoles y discípulos, o con María y los apóstoles reunidos en el cenáculo después de la muerte y resurrección de Jesús, y llegan hasta hoy.

– Pero estas cofradías son muchas y diferentes, no una sola, y todas, en general, y cada una en su concreción particular han evolucionado con el paso del tiempo. Queremos decir, para llamar la atención sobre el hecho más en alza, que no sólo han existido y existen cofradías de Semana Santa o de Pasión, éstas son más bien tardías, de finales del siglo XV o del siglo XVI, sino que las cofradías han sido de muchas clases, fines o tipos, y cada una ha evolucionado de manera distinta.

– Las cofradías tienen una apoyatura humana, natural, sicológica, precristiana: existe en el hombre una tendencia natural a asociarse, a realizarse en y a través de la comunidad, y, más aún, hay una necesidad de asociarse, si lo que se persigue es algo individualmente imposible o muy difícil de conseguir o si se persigue la fuerza, bien para defenderse o para atacar. Un gran conjunto de afirmaciones populares nos lo confirman: cuatro pueden más que dos, cuatro ojos ven más que dos, la unión hace la fuerza, etc.

– Las cofradías son y han sido a lo largo de toda su historia las instituciones eclesiásticas más auténticamente laicales y de laicos. En ellas los laicos, desde los siglos medievales, no solamente han tenido la obligación de callar y pagar, sino que han actuado como Iglesia o como Pueblo de Dios. Queremos, en este sentido, incorporar una cita de André Vauchez, relativamente reciente. Valorando este autor la obra de investigación y las publicaciones del P. Gilles Gerard Meersseman, 2 afirma: “En effet, Delaruelle et Meersseman, ont operé sur la plan historique la méme “revolution copernicienne” qu’avait effectuée a l’époque sur le plan théologique un pére Congar par exemple, c’est-a-dire la redécouverte de l’Eglise comme peuple de Dieu, et non pas sculement comme organisme hiérarchique structuré. Cette intuition devait déboucher sur une prise de conscience de la place et du rôle des laïcs dans l’Eglise et dans son histoire, et je pense que ce n’est pas un hasard si le Dossier de I’ordre de la penitence au XIlle siécle, qui est 1’oeuvre majeure, a mon avis, du pére Meersseman, a suivi de peu la publication des Jalons pour une théologie du laïcat. Ce qui me frappait le plus á la époque dans les travaux de pére Meersseman, c’était d’abord la nouveauté de la matiére. Un monde inconnu accédait, gráce a lui, á notre connaissance, ce monde des pénitens laics et des confréries de dévotion sur lequel on ne disposait guère jusque-lá de travaux valables. Toute une partie insoupçonnée de notre histoire remontait ainsi á la surface”. 3

Repetimos, pues, porque nos parece muy conveniente, que las cofradías han sido y son de laicos (menos aquéllas que fueron exclusivamente de clérigos, que también han existido), han nacido entre ellos y se quieren mantener de laicos. En su nacimiento encontramos casi siempre un grupo de laicos fervorosos, frecuentemente dirigidos y movidos por alguno en particular que, en algunos casos, pudo ser el monje, el fraile, el sacerdote o el párroco de la parroquia donde nació la cofradía. De todos modos es bien sabido que en algunos momentos las cofradías se han mostrado anticlericales, como es también cierto la existencia de clérigos seculares y regulares que se han manifestado abiertamente anticofradieros.

– Es hora ya de preguntarnos: ¿qué son o qué han sido las cofradías? Una primera respuesta se nos antoja que debe ser la que da el actual Código de Derecho Canónico en el canon 298. “Existen, afirma, en la Iglesia asociaciones … en las que los fieles, clérigos o laicos, o clérigos junto con laicos, trabajando unidos, buscan fomentar una vida más perfecta, promover el culto público o la doctrina cristiana, o realizar otras actividades de apostolado, a saber, iniciativas para la evangelización, el ejercicio de obras de piedad o de caridad y la animación con espíritu cristiano del orden temporal Definición que completa en otros cánones, como cuando afirma en el canon 305: “Todas las asociaciones de fieles están bajo la vigilancia de la autoridad eclesiástica competente”.

Ésta es una definición dada por la Jerarquía Eclesiástica actual, verdaderamente muy amplia. Pero desde una perspectiva histórica ¿cómo definiríamos a las cofradías? No tenemos que cambiar mucho la definición dada por el Código de Derecho Canónico actual: “Son asociaciones de fieles cristianos, laicos (hombres y mujeres) y clérigos o laicos solos y clérigos solos que se han unido para fines cristianos muy diversos, de donde se deduce la diversidad de las cofradías, de los que señalaríamos como más comunes: el culto en sus múltiples manifestaciones, las muchas y diversas obras benéfico- asistenciales, el entierro y sufragio por los difuntos y la penitencia de los cofrades, que se establecieron sin la aprobación de la autoridad eclesiástica, con la necesaria y exigida aprobación de la autoridad eclesiástica (del siglo XVI en adelante), o con la necesaria y exigida aprobación de la autoridad real o de la Cámara de Castilla (segunda mitad del siglo XVIII)”.

La diversidad de estas cofradías procede de sus diferentes fines, señalaremos algunos:

– la devoción, el culto (cofradías cultuales), el culto a los santos, las más antiguas y más numerosas en la Época Medieval (siglos XI, XII y XIII y que han continuado), el culto a María, constantes estas cofradías desde el siglo XII en adelante, el culto a Cristo, propio de la Baja Edad Media, siglos XIV y XV, en adelante, especialmente desde que aparecen las cofradías de Semana Santa o de Pasión a finales del siglo XV o a lo largo del siglo XVI, las cofradías del Cuerpo de Cristo o del Cuerpo de Dios en los siglos XIV y XV y las cofradías Sacramentales desde 1516, las cofradías del Sagrado Corazón de Jesús del siglo XVIII, etc., etc.,, el culto al Espíritu Santo y a La Santísima Trinidad, pocas e intercaladas a lo largo de los siglos, el culto a las Ánimas Benditas del Purgatorio que, al menos en Andalucía, son del siglo XVI en adelante;

– el entierro de los difuntos, han existido cofradías parroquiales y no parroquiales fundadas con este único fin (cofradías de la Caridad o de la Santa Caridad en Andalucía) y todas las cofradías han incluido como uno de sus fines asistenciales la atención a los enfermos cofrades y el entierro de los cofrades difuntos, de sus familiares o de las personas que murieran en sus casas;

– la atención de un hospital (cofradías hospitalarias), bien que la cofradía se determina a fundar y atender un hospital (general o para una enfermedad determinada: los lazaretos), un asilo, bien que existiera un hospital y para su mejor atención se fundó una cofradía;

– las acciones benéfico- asistenciales. Todas las cofradías o casi todas han incluido entre sus fines los benéfico-asistenciales, que han sido diversos conforme a las posibilidades económicas de las cofradías y conforme a las necesidades de los tiempos: en los siglos XII y XIII se atendía en el trabajo a los cofrades enfermos, se remediaba a las viudas; a finales del siglo XV y durante el siglo XVI la mayoría de las cofradías incluyeron entre sus fines: la dotación de doncellas para el matrimonio o la vida religiosa (alguna se fundó con este único fin), la redención de los cautivos, la recogida de trigo para poder donarlo en tiempos de escasez, la atención a los presos, etc., durante el siglo XIX en que las cofradías languidecieron no pudieron mantener acción benéfico- asistencial alguna; a partir de los años setenta vuelve la acción benéfico-asistencial; ignoro en qué medida Caritas es o no es una cofradía actual o las ONG cristianas son manifestaciones de cofradías actuales, una y otras intentan cumplir lo que ciertas cofradías de hasta 1950 realizaron;

– La difusión de la doctrina cristiana: cofradías de conversos, cofradías de la doctrina cristiana.,

La construcción: de la iglesia catedral, de otras iglesias y centros nacionales, de puentes y caminos como los del Camino de Santiago, etc.

La defensa de una agrupación o de un oficio humano, podemos enumerar:

• agrupación de personas de una misma etnia: cofradías de negros, negritos, morenos o mulatos (en Andalucía).

• agrupación de personas de una misma región: los aragoneses bajo la Virgen de Pilar, los catalanes bajo la Virgen de Montserrat (en Sevilla).

• agrupación de personas del mismo grupo social: cofradías de caballeros, cofradías de escuderos, cofradías de hidalgos, cofradías de pecheros.

• agrupación de personas del mismo oficio.

• de un mismo oficio clerical: cofradías de clérigos, cofradías de canónigos, cofradías de beneficiados, cofradías de racioneros.

• de un mismo oficio laical: cofradías de gentes de una misma profesión u oficio: sastres, zapateros, carreteros, panaderos, sombrereros, carpinteros, médicos, cirujanos, etc., cada una bajo la devoción de su santo patrón; muy abundantes durante los siglos medievales XII, XIII, XIV, XV, cuando se transforman en gremios e intentadas mantener hasta nuestros días.

• de un mismo oficio mixto: laical y clerical que se encuentra en crisis y por medio de la fundación de una cofradía se autodefiende, por ejemplo, la institución de la Inquisición española cuando en el siglo XVII pasa por una etapa menos brillante, se autodefiende fundando una cofradía, la cofradía de san Pedro mártir, de la que forman parte todos las personas que integran la institución de la Inquisición;

– Para la acción política o el mantenimiento del orden temporal: en la Edad Media existieron las que hemos llamado cofradías militares (similares a las órdenes militares), se trataba de las gentes de un lugar recientemente conquistado y fronterizo donde se fundaba una cofradía en la que sus miembros estaban dispuestos a salir en defensa del lugar, en caso de ataque del musulmán, con las armas que pudieran reunir. La primera noticia que tenemos de este tipo de cofradías es la de Belchite, 1118, fundada por el rey de Aragón Alfonso I el Batallador, después fundó Alfonso VII el emperador la del Pendón de San Isidoro de León en 1147, en el siglo XV existían en todos lugares fronterizos con el reino nazarí de Granada. En estos últimos tiempos la Acción Católica, ya desaparecida, nunca quiso llamarse cofradía, pero era, ciertamente, un tipo de esas cofradías para la acción temporal.

– Se han fundado cofradías para los fines más diversos y difíciles de conseguir: por ejemplo, en 1127 se fundó una cofradía para restablecer la silla arzobispal de Tarragona.

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