Pontificia,
Real, Ilustre Antigua y Primitiva Hermandad de Nuestra Señora del Rosario y Cofradía de Nazarenos del Santísimo
Cristo de la Conversión del Buen Ladrón y Ntra. Señora de
Montserrat. Capilla de Montserrat. (Dos «pasos»).
La
devoción y culto a la Santísima Virgen de Montserrat, mantenido por los
catalanes residentes en la ciudad para el comercio con las Indias, es
el origen directo de esta Hermandad como corporación de gloria o de
luz. Los historiadores oscilan al señalar su antigüedad desde finales
del XV hasta finales del XVI. Sin embargo sus primeras Reglas como
Hermandad de penitencia fueron aprobadas el 24 de abril de 1601, por el
Administrador sede vacante D. Luciano de Tregón. En ellas ya se
prescribía la Estación de Penitencia a la Santa Iglesia Catedral en la
tarde del Viernes Santo. Fundada en la Iglesia parroquial de San
lldefonso permaneció en ella hasta el año 1.650, en que acordó
trasladarse a la Iglesia de San Pablo de los Padres Dominicos. Años más
tarde adquirió dos casas en el Compás del citado Convento construyendo
su Capilla propia.
En la opinión de D. Santiago Montoto la
Cofradía adquirió auge en el siglo XVII, en que ingresaron en ella los
mercaderes de lienzo, sosteniendo el culto y gastos de la Hermandad.
Sin embargo, a partir de 1761 entró en un período de decadencia,
subrogándose el gremio en la propiedad de los bienes.
En la
Semana Santa de 1849 varios devotos, considerando que la Hermandad no
estaba canónicamente extinguida, se propusieron su restablecimiento.
Una vez autorizada por el Prelado la recepción de nuevos hermanos y las
elecciones de oficios, tuvo que sostenerse un pleito ante la
Jurisdicción Civil con el gremio de mercaderes de lienzos, acerca de la
propiedad de los bienes, pleito que ganó la Hermandad. En 1851 volvió a
realizar Estación de penitencia.
Los años que siguen a la
reorganización (1850-1868) se caracterizan por la fuerte vitalidad de
la Hermandad, que contó con el apoyo de la burguesía sevillana, y
especialmente de la pequeña Corte chica sevillana: el día 7 de marzo de
1851, en el Palacio de San Telmo, fueron nombrados Hermanos Mayores
Perpetuos D. Antonio María de Orleans, Duque de Montpensier, y su
esposa Doña María Luisa Femanda de Borbón, Infanta de España. Con ellos
nació la vinculación tradicional con esa rama de la familia real
española, de la que dan testimonio otros ilustres miembros: Su Majestad
la Reina María Amelia de Nápoles Dos Sicilias, madre del Duque, y
esposa del rey de Francia Luis Felipe de Orleáns, que fue camarera de
la Virgen de Montserrat; la Infanta Luisa de Orleáns, nieta de los
Montepensier, que -también ostentó el cargo honorífico de camarera; y
especialmente el esposo de esta última, el Infante Don Carlos de
Borbón, que ostentó el cargo de Hermano Mayor efectivo durante un largo
período de casi 40 años. Su hija, Dña. María de las Mercedes, fue
asimismo camarera honoraria de la Santísima Virgen.
Actualmente ostenta el cargo de Hermano Mayor Honorario Perpetuo S. M.
el Rey de España Don Juan Carlos I de Borbón.
Fruto
de aquel período de esplendor de mediados del XIX es el patrimonio de
orfebrería y bordados que aún hoy se conserva, así como el estilo y el
sello romántico de la Cofradía, que se observa a lo largo de todo el
cortejo: desde las túnicas que recuperaron en 1851 el color inmaculista
(cuando la casi totalidad de las túnicas eran negras o moradas) o el
diseño de las insignias, hasta las figuras simbólicas de la Mujer
Verónica y la Virtud Teologal de la Fe (que datan de 1859 y 1865
respectivamente), y especialmente la tipología del paso de palio, de
erestería rígida, caídas de terciopelo y corbatas en sus esquinas.
En
el siglo XX la Hermandad, con sede en su Capilla propia del extinguido
Compás de San Pablo, e integrada en la vida parroquias de Santa María
Magdalena, ha sabido mantener y acrecentar su rico patrimonio,
potenciar su vida interna y conservar el culto diario al Señor
Sacramentado y a sus Sagrados Titulares.
En el 2001 celebra con
solemnidad el IV Centenario de la aprobación de las primeras Reglas
(abril de 1601), fecha histórica de nacimiento de la Hermandad.
En
el primer «paso» figura el Santísimo Cristo de la Conversión del Buen
Ladrón, prodigioso crucificado de Juan de Mesa, esculpido entre 1619 y
1620. La Sagrada Imagen representa el momento cumbre del perdón desde
el árbol de la cruz, dirigiendo su promesa de vida eterna hacia San
Dimas, el Buen Ladrón. Con esta obra Juan de Mesa se distancia del
modelo montañesismo, creando un prototipo de Crucificado más personal,
con notables innovaciones en la posición del tronco y en el sudario. El
modelo de la cabeza es sin duda el mismo que el utilizado en el Señor
de San Lorenzo, ultimado por Mesa en el mismo año de 1620; de ahí la
popular designación para el Crucificado de la Conversión como el "Gran
Poder Crucificado". El Cristo de la Conversión fue restaurado por
Gabriel de Astorga en 1851, que encarnó de nuevo la efigie y le colocó
ojos de cristal. En 1982 fue intervenido por José Rodríguez
Rivero-Carrera, que eliminó repintes, fijó las piezas desprendidas y,
ejecutó nueva cruz arbórea. Las imágenes de los ladrones, San Dimas y
Gestas, de telas encoladas y debidas al imaginero Pedro Nieto en 1628,
han sido recuperadas tras una compleja restauración en el año de 1998.
El misterio se completa con una imagen de Santa María Magdalena de
rodillas al pie de la cruz. Se trata de una talla del siglo XVIII de
notable mérito, atribuida a Pedro Roldán.
La canastilla del paso
es obra de Antonio Girón, con ángeles mancebos y relieves de la Pasión
obra de Rafael Lafarque; fue estrenado en 1944.
En el segundo
paso procesiona Nuestra Señora de Montserrat, bellísima Dolorosa de
escuela sevillana de la primera mitad del siglo XVII. atribuida,
gracias a un documento relativo a un pleito sostenido en 1619, a "un
escultor de la calle de la Ballestilla" (¿Gaspar de la Cueva?), que la
tallaría inicialmente (hacia 1607), y a un oficial de Martínez Montañés
que tenía su taller en la calle de la Muela (muy posiblemente Juan de
Mesa), que la culminaría años más tarde, al no haber quedado
inicialmente del gusto de la Hermandad. Fue restaurada por Gabriel de
Astorga en 1851, y por Manuel Gutiérrez Cano en 1899, tras el incendio
que sufrió el paso aquella Semana Santa, al procesionar por la calle
Murillo, y que afortunadamente sólo afecto superficialmente a la
encarnadura de la Imagen.
El paso de palio es característico de
esta Hermandad, al haber perpetuado los elementos principales que
tenían los pasos de Sevilla en el período romántico, antes de la
"revolución estilística" juanmanuelina. La crestería es de metal
plateado, del taller de orfebrería de Isaura (que también realizó la
preciosa Cruz de guía), y data de 1855. Las bambalinas datan de 1889,
del taller de Consolación Sánchez, con diseño de Emilio Pizarro. Están
bordadas en oro a realce sobre terciopelo de seda de Lyon azul marino,
con motivo de rocalla, rosas y ornamentación vegetal. Los faldones del
paso datan de 1851, siendo obra de Manuel Muñoz de Rivera. El techo de
palio fue bordado por el Convento de las Adoratrices en 1930.
El
característico manto de la Virgen, es obra en su diseño original del
famoso taller de bordados de Patrocinio López. Fue estrenado en la
Semana Santa de 1866, si bien fue pasado a nuevo terciopelo azul más
oscuro en el año 1900, a raíz de los daños sufridos en el incendio
antes referido. Nuevamente pasado a terciopelo nuevo en 1969 por los
sobrinos de Caro, y en 1994 por Piedad Muñoz. El diseño se inspira en
los mantos regios de la corte española, utilizando sus símbolos
heráldicos por privilegio de los Infantes de España. En su exterior se
reproduce el gran collar de la Orden de Carlos III y el collar de la
Orden del Toisón de Oro. Una gran guardilla de grandes hojas vegetales
y rocalla enmarca el centro de la pieza, que está tachonado de
castillos y leones, flores de lís y cruces de Calatrava. La Santísima
Virgen viste saya azul, diseñada por Virgilio Mattoni en el año 1900.
La Corona de plata sobredorada es obra de Eduardo Seco Imberg en 1931.
Los
varales son obra de Fernando Cruz (1955); respiraderos de Antonio Cruz
(1 964); juego de jarras de Fernando Cruz y Juan Femández (1 951-52);
candelería de Manuel de los Ríos (1988); candelabros de cola de Viuda
de Villarreal (1974); Imagen de la Moreneta de Villarreal (1976).
Insignias destacadas: Cruz de Guía del taller de Isaura de 1851,
Senatus del siglo XIX, Sinelabe de 1856-1857, Estandarte atribuido a
Patrocinio López de 1886 y Guión de la Moreneta de Martín Cartaya de
1974.
Otros datos de interés: Desde 1859 una hermana participa en la Estación
de Penitencia encarnando a la Santa Mujer Verónica, y desde 1865 otra
hermana hace lo propio representando a la Virtud Teologal de la Fe.
TÚNICA: Blancas de cola,
antifaz de sarga azul y esparto para los nazarenos del cristo. Túnica
de cola color crema, antifaz de raso azul, cíngulo y guantes blancos
para los nazarenos de la virgen.
CAPATACES:
Manuel Villanueva Granado, Carlos Villanueva Granado, Carlos Villanueva
Villarín y Antonio Javier Villanueva Tirado en el paso de Cristo.
Fernando Fernández Goncer en el paso de la Virgen.
MÚSICA:
Banda de cornetas y tambores del Santísimo Cristo de las Tres Caídas
para el para el paso de Cristo y Banda de Música del Maestro Tejera
para el paso de Virgen.
ESTRENOS: 2 Ciriales de la Cruz Alzada y paño de la Verónica realizado por Ignacio Rangel de Arias.