Archicofradía
del Santísimo Sacramento, Pontificia y Real de Nazarenos de Nuestro
Padre Jesús de la Pasión y Nuestra Madre y Señora de la Merced. Iglesia Colegial del
Divino Salvador. (Dos "pasos").
Durante el segundo tercio del siglo XVI se fundó en el Convento
Casa Grande de la Merced Calzada de Sevilla -actual Museo Provincial de
Bellas Artes- una hermandad penitencial bajo el título de los Martirios
y Sangre de Nuestro Señor Jesucristo.
En torno a 1610-1615, la hermandad debió encargar la hechura de Nuestro
Padre Jesús de la Pasión al escultor Juan Martínez Montañés. Aunque
existe documento que confirme esta autoría, existe el testimonio del
mercedario fray Juan Guerrero quien afirma que el Nazareno de Pasión
«…es obra de aquel insigne maestro Juan Martínez Montañés, asombro de
los siglos presentes y admiración de los por venir…». Dato que se
corrobora si tenemos en cuenta el enorme predicamento de que gozaba en
la Orden mercedaria fray Juan de Salcedo y Sandoval, a la sazón cuñado
de Montañés, quien pudo servir de intermediario entre la corporación y
el artista.
A consecuencia de la terrible epidemia de peste amarilla que asoló a la
ciudad en 1800, la nómina de los cofrades de Pasión se vio
considerablemente mermada, entrando la Hermandad en un estado de franca
decadencia.
La Invasión Francesa terminó por sumir a la hermandad en la más triste
postración. Ocupado el Convento de la Merced, se perdieron entonces los
pasos, alhajas, documentos y los más diversos enseres, impidiendo el
celo de algunos frailes que también se destruyeran el altar y las
imágenes. Los titulares pasaron a la iglesia de San Julián, de donde,
de nuevo, volvieron al Monasterio mercedario en 1818.
Continuaba la vida corporativa aletargada, cuando en 1840 el Convento
de la Merced fue exclaustrado y destinado a Museo de Bellas Artes. La
imagen del Señor se depositó en el domicilio particular de uno de sus
cofrades; la de la Virgen fue a parar a la Capilla de la Expiración
(Museo) y la de San Juan a San Alberto, perdiéndose los pocos efectos
que aún se conservaban.
Cuando la hermandad estaba a pique de extinguirse, la providencia quiso
que algunos cofrades, entre los que figuraba el erudito José Bermejo y
Carballo, decidieran restablecerla en mayo de 1841. Reunieron las
imágenes en la parroquia de San Vicente, cuyo clero impuso que se
colocasen en un altar portátil de paso a la sacristía, algo que no fue
del agrado de los hermanos. De hecho, pocos días después, el 25 de
junio de 1841, se mudaron a la parroquia de San Miguel, escogiéndose a
tal fin la capilla de San José, donde estaba enterrado el célebre
escritor Rodrigo Caro.
El 12 de junio de 1868, la Hermandad de Pasión se fusionó con la
Sacramental, Animas Benditas y Rosario de San Miguel, unión que tuvo
escasa trascendencia pues, pocos meses después, la Junta Revolucionaria
de Sevilla decretó el derribo de la parroquia, decidiendo la cofradía
trasladarse a la iglesia colegial del Divino Salvador, que sigue siendo
su sede canónica. Las imágenes se colocaron en los altares de San
Fernando y San Cristóbal, sitos en la nave de la Epístola, y allí
permanecieron hasta 1920, en que pasaron, de manera definitiva, al
interior de la Capilla del Sagrario, al haberse fusionado en 1918 la
Hermandad de Pasión con la Archicofradía Sacramental del Salvador. Como
producto de dicha fusión, la Hermandad penitencial recibió todo un
tesoro de gracias espirituales, un inmenso patrimonio artístico y unas
dependencias adecuadas; en el calendario anual de cultos reviste
especial importancia el Triduo que la corporación organiza en honor del
Santísimo Sacramento y la Inmaculada Virgen del Voto, celebrando la
Función Principal de Instituto en Pascua de Pentecostés
En su capilla propia se veneran las Imágenes Titulares. La del Señor,
obra cumbre del genial artista Martínez Montañés, que la talló en torno
a 1615, restaurado por los Cruz Solís en 1995. La de Nuestra Madre y
Señora de la Merced, es obra de Sebastián Santos, de 1966, y San Juan
de Gabriel de Astorga, de 1862, Ambas imágenes restauradas por
Gutiérrez Carrasquilla en 2009 y 2010.
Sin duda alguna, el paso procesional de Nuestro Padre Jesús de la
Pasión es una pieza príncipe de la orfebrería sevillana del siglo XX.
La madera dorada, el marfil, y una ingente cantidad de plata que superó
ampliamente los doscientos kilogramos, constituyeron la base de tan
excelso trono. Cayetano González Gómez -el «mago del punzón y del
cincel», como lo calificó el Marqués de San José de Serra- diseña y
ejecuta en 1943 el actual paso procesional. La canastilla desfila por
primera vez en la Semana Santa del mismo año. Al no estar terminados
los respiraderos, son sustituidos provisionalmente por unos faldones de
terciopelo color rojo y malla de plata. En 1946 salió el magnifico paso
totalmente terminado, siendo la admiración de toda Sevilla, y
convirtiéndose en la obra más emblemática de la orfebrería sevillana
del siglo XX..
El «paso» del Señor es una obra de arte valiosísima, habiéndose
invertido en el más de cuatrocientos kilos de plata de ley; las
imágenes y miniaturas que ostenta son de marfil y plata. Es una pieza magnifica y
suntuosa: el marfil, la madera dorada y la plata componen el magnífico
trono para el Señor. Los faroles esquineros son de sección octogonal y
de cinco luces cada uno. Los respiraderos fueron contratados con
Cayetano González el 14 de abril de 1945, concluyéndolos cuatro años
más tarde. Nuevamente, la plata se combina con la madera dorada y los
lígneos relieves policromados de los doce Apóstoles. El frontal aparece
centrado por el escudo de Sevilla; en el trasero se exhibe el escudo de
la Archicofradía; en el lateral izquierdo, Santas Justa y Rufina y, en
el lateral derecho, la Virgen de los Reyes.
El paso de palio de Nuestra Madre y Señora de la Merced se estrenó,
concebido como una unidad estilística de signo neogótico, en la Semana
Santa de 1929.
Las caídas ostentan medallones con las imágenes de Cristo Salvador del
Mundo, los doce apóstoles, santas Justa y Rufina, el escudo de Sevilla
y el emblema de la iglesia colegial del Salvador. El gloria del techo
de palio se representa el escudo de la hermandad, realizado en plata
con esmaltes y pedrería fina por la Casa Mateo de Madrid.
La candelería es de alpaca plateada y fue realizada por Jesús Domínguez
y Antonio Santos entre 1972 y 1974. El delicado puñal de oro de la
Virgen es obra de la Joyería Reyes en 1986, y se halla enriquecido con
brillantes, esmeraldas y rubíes. Los respiraderos neogóticos fueron
sustituidos en 2000 por unos nuevos realizados en plata a cargo de la
orfebrería de los Hermanos Delgado, a quienes también pertenece su
traza, de sorprendente riqueza ornamental e iconográfica. También de
manera paulatina se ha ido renovando la ofebrería del paso de palio
(faroles entrevarales, jarras) corriendo los trabajos, siempre en plata
de ley, a cargo de dicha orfebrería sevillana.
Las insignias de esta Archicofradía, también de plata de ley, son muy
valiosas y de exquisito gusto. Cruz de Guía. Fecha: 1805 aprox. Autor:
Miguel Palomino. Materiales: plata labrada en su color. Estandarte de
la Archicofradía. Fecha: 1964. Autor: Hermanas Martín Cruz. Simpecado.
Sacramental. Fecha: 1815. Autor: Juan Bautista Carrasco y Alaraz.
Materiales: tisú de plata y oro.
TÚNICAS:
Negras de ruán de hilo, con cola, cinturón y cíngulo de esparto amarillo. En el
antifaz lleva bordado en seda de colores el escudo mercedario.
CAPATACES: Sixto Marín Aragón en el Señor y Fernando Adriaensens Lázaro en la Virgen
MÚSICA:
No lleva en el paso de Cristo y Sociedad Filarmónica Ntra. Sra. de la Oliva de Salteras tras el palio.