Sumario |
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843 | Editorial |
Siempre fieles
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844 | Tribuna |
De atavíos La pandemia, una encrucijada
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845 | Del Consejo |
XXI Simposio sobre Hermandades de Sevilla y su provincia
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846 | Noticias |
Un mes de noviembre de nuevas restricciones y suspensiones
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854 | Reportaje |
Reproducción del patrimonio perdido Venimos asistiendo con cada vez mayor frecuencia a un interesante proceso de recuperación de diseños de enseres desaparecidos a la hora de realizar nuevas piezas para el patrimonio de las hermandades. A veces, hechos lamentables, como incendios, intencionados o no, hicieron que se perdiesen túnicas, sayas, mantos y otros enseres, pero en otras ocasiones su mal estado las hizo caer en desuso sin que se preocupasen de su restauración, sino de la realización de otras nuevas, llegando a ser enajenadas o simplemente desprendiéndose de ellas.
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863 | Convocatorias |
864 | Arte |
La Hermandad de la Candelaria recupera la imagen del Cristo del Subterráneo La mañana del pasado 30 de octubre se produjo en la sede del Museo de Bellas Artes de Sevilla el levantamiento del depósito de la imagen del Cristo del Subterráneo o también advocado de la Sangre, en presencia de un reducido grupo de miembros de la junta de gobierno de la Hermandad de la Candelaria, presidida por Álvaro Delgado Gómez, acompañada por el párroco de San Nicolás, Rvdo. Sr. D. Miguel Ángel Núñez Aguilera. Han pasado cuarenta y cuatro años desde que el crucificado saliese de la iglesia con destino a la pinacoteca hispalense en virtud de un acuerdo de cesión de la misma. Ocupaba entonces la sede el cardenal Bueno Monreal, era párroco de San Nicolás don Jerónimo Ramos Feria y director del Museo don José María Benjumea Fernández de Angulo. La imagen se encontraba colgada en el testero izquierdo de la sacristía desde hacía tiempo, aunque hasta mediados del siglo XIX presidió el retablo de la cabecera de la nave colateral del Evangelio, que en la actualidad ocupa la dolorosa advocada como Virgen del Camino que a finales del siglo XIX fue traída desde Triana, perteneciente a la extinguida Cofradía del Ecce Homo. El manto de la Virgen de las Angustias de 1916 De un tiempo a esta parte el interés por el arte del bordado en las cofradías ha ido en aumento como podemos apreciar en la extensa y variada bibliografía existente. Esto ha motivado que multitud de investigadores colaboren con las hermandades y cofradías para poder profundizar en el patrimonio textil que estas han venido atesorando a lo largo de su historia. En el caso de la sevillana Hermandad de los Gitanos, hace poco más de un lustro que es objeto de diversas investigaciones relacionadas con su patrimonio textil, lo que ha aportado interesantes datos a la historiografía cofradiera. Nosotros, partiendo de las citadas aportaciones, dedicaremos unas líneas acerca de un manto no identificado hasta la fecha y que parece ser, según apuntó Juan Carrero, que se estrenó en 1916. De esta pieza poco se conoce escrito. Si bien, por fortuna, sí que existe un interesante grupo de documentos gráficos en los que, sin afán de recoger datos sobre la pieza en sí, parece que se presenta plasmada con claridad suficiente, permitiéndonos analizar pacientemente la información visual aportada y llevándonos a proponer los apuntes que exponemos en las presentes líneas. La obra de Leopoldo Padilla Viss para la Hermandad de San Benito El taller de bordados regentado por Leopoldo Padilla fue uno de los más prolíficos de mediados del siglo XX de los que trabajaron para la Semana Santa andaluza y sin embargo, ha sido injustamente olvidado por la historiografía local. A través de estas líneas pretendemos poner en valor la obra de este artista ofreciendo algunos datos, especialmente los biográficos, que hasta ahora han permanecido inéditos, así como la relación de trabajos realizados para la corporación del Martes Santo.
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Cerámica Cofradiera |
La calle Parras Cuando la cofradía viene de regreso en la mañana del Viernes Santo por su barrio, cada calle, cada esquina, cada balcón, cobran una dimensión especial, donde vibran los corazones reunidos en multitud en torno a los titulares de la Hermandad de la Macarena. Tras Feria y Relator el punto álgido se produce en la calle Parras, antaño bulliciosa y desde hace algunos años una vía tranquila y casi exclusivamente residencial, sin coches aparcados, pocos transeúntes y vecinos que viven de puertas adentro todo el año… menos cuando pasa La Macarena. No en vano le fue otorgado a la calle el premio Demófilo 2017-2018 a las artesanías, oficios y labores de la Semana Santa, que recoge en una placa colocada en la fachada de la casa numero 31, “donde en la mañana del Viernes Santo, el bullir humano del enclave y el acontecimiento religioso y popular de la Hermandad de la Macarena se funden en síntesis inigualable”. En nuestros días este sentimiento se quiere incluir en el patrimonio inmaterial de la hermandad.
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Historia |
La extinta archicofradía sevillana de la Correa o Cinta de San Agustín y sus vestigios en Con motivo del 125º aniversario del nacimiento del imaginero onubense Sebastián Santos Rojas damos a conocer por medio de este artículo una de sus obras menos conocida, así como la única procesión en la que participó. Del mismo modo corregimos la datación de la misma que se encontraba errada en la biografía del autor, convirtiéndose en su primera imagen de culto dedicada a la Virgen y realizada tras su primera obra, el Corazón de Jesús de la iglesia de San Esteban de Sevilla. Se trata de la Virgen de la Consolación y Correa perteneciente a la comunidad agustina del monasterio de San Leandro de Sevilla. Igualmente mostramos el origen de esta antigua devoción nacida en Italia y cómo la misma se expandió con la presencia agustiniana hasta llegar a la capital hispalense, conformando una archicofradía filial con numerosos miembros cinturados o “corregiatos” a partir del siglo XVI. La Semana Santa en tiempos de Magallanes Año del Señor de 1519. Con una población cercana a los cincuenta mil habitantes, Sevilla es la ciudad más populosa del reino de Castilla. Mestiza, dinámica y multicultural, dentro de su vasto recinto amurallado despuntan la Catedral, elevada a partir de la antigua mezquita mayor, y un ramillete de iglesias, conventos, palacios y edificios notables que la convierten en una de las joyas de Occidente. Junto a este riquísimo patrimonio, su puerto fluvial, en estrecha relación con Sanlúcar de Barrameda, se erige como auténtico motor de la economía, afianzándola entre las grandes urbes europeas junto a Londres, París o Nápoles. No debe extrañarnos, pues, que en este exuberante microcosmos se esté organizando una de las expediciones más ambiciosas de la época; aquella que busca perfilar una ruta hacia las codiciadas Islas de las Especias por el oeste. Dicho proyecto, liderado por Fernando de Magallanes, natural de Oporto, pero «naturalizado» castellano, ha sido autorizado por el joven monarca Carlos I, con idea de colmar las arcas del reino y afianzar su poder. Para disponer todo lo necesario, el navegante se halla instalado en la ciudad desde octubre de 1517, alojándose en una vivienda ubicada en los dominios del Real Alcázar. Esta es propiedad de Diego Barbosa, comendador luso de la Orden de Santiago y viejo marino curtido en las rutas portuguesas a las Indias Orientales, que obtuviese su título durante las batallas de Reconquista de Granada. Cuando Magallanes arribó a Sevilla, Barbosa era teniente de alcaide del Alcázar, y además de darle cobijo e interceder por él ante el rey, le entregó la mano de su hija Beatriz —«antes de mayo de 1518»—, quien le daría un hijo varón, Rodrigo. A nadie escapa que dicho marino era un hombre creyente, y que su proyecto, además de lucrativo, encerraba un innegable propósito evangelizador. Al fin y al cabo dicha tarea —la de hacer nuevos cristianos en los territorios recién descubiertos— fue lo que permitió que el papa Alejandro VI diese permiso a España y Portugal para repartirse el mundo en el Tratado de Tordesillas (1494). Dada la manifiesta devoción de Magallanes por la Virgen María, es muy probable que durante su estancia de veintidós meses en nuestra ciudad participase de las celebraciones religiosas de la época, incluyendo las pasionistas. ¿Y cómo era la Semana Santa en la Era de los Descubrimientos? La Realeza de María en Sevilla En estos días en los que se celebra el aniversario de que se defendió la Realeza Universal de la Santísima Virgen, por primera vez en el mundo en nuestra Mariana ciudad de Sevilla, me gustaría con este articulo esclarecer la realidad sobre qué hermandad tiene dicha primicia. Vayamos a 1950, concretamente al 26 de noviembre de dicho año. De cuando Muñoz y Pabón coronó a La Macarena El 13 de marzo viernes de dolores de 1913 se bendijo e impuso una suntuosa corona de oro sufragada por sus fieles y devotos a Nuestra Señora de la Esperanza colocada en su paso de palio en la iglesia de San Gil. Fue tal la suntuosidad de la ceremonia, la participación de los macarenos de manera exaltadora, el trabajo conspicuo de la junta de gobierno, la presencia de importantes autoridades, el resplandor refulgente de la nueva presea hasta la palabra encendida de Muñoz y Pabón cuyas manos posaron la diadema en las benditas sienes de la Virgen que se ha dicho de la misma que ha sido la coronación popular macarena e incluso por algún autor que supuso una oficial ceremonia imbuida de solemnidad y que por lo tanto hacía redundante o de alguna manera innecesaria la pontificia de 1964.
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Documento Gráfico |
Un besamanos extraordinario de la Esperanza Macarena en su camarín En el año 2005 dábamos a conocer una serie de fotografías que mostraban un singular culto celebrado en honor de la Virgen de la Esperanza Macarena, la del besamanos que, con motivo del V aniversario de su coronación canónica y III de la dedicación de su basílica, se celebró in situ, es decir, en el lugar donde la imagen recibe culto ordinariamente, esto es, el camarín de la basílica que lleva su advocación. Como quiera que, pese a lo curioso del hecho, y salvo en algunas redes sociales, no ha tenido excesiva repercusión, ni siquiera en recientes estudios sobre la hermandad, pese a su amplitud. Por ello, y aprovechando la dedicación de la portada de este número a su hermandad, que cumple 425 años en este 2020, queremos difundir entre nuestros lectores e incluso ampliar la información tanto gráfica como literaria que, por razones de espacio, aportamos entonces. Un antecedente formal de las mariquillas en la Macarena Suntuosos y elegantes ajuares engalanan la presencia de la Santísima Virgen de la Esperanza Macarena con un sello tan propio que, desde tiempos de Juan Manuel Rodríguez Ojeda, la dolorosa de San Gil se ha convertido en todo un paradigma de la imaginería cofrade y un ejemplo a imitar dentro del arte del vestir a las imágenes marianas. De entre todos los aderezos que luce la venerada imagen, destacan sobremanera las populares mariquillas verdes que figuran en el pecherín de la Virgen y que, tras la adhesión de unos muelles en su tronco, otorgan un movimiento inusitado, y tan singular, que hacen que todo cobre aún más vida si cabe en torno a Ella. Intercambios entre los ajuares de las Vírgenes del Santo Rosario y de la Esperanza Macarena Varias investigaciones publicadas en estas páginas han constatado que el préstamo de enseres entre hermandades ha sido una constante a lo largo de su historia; préstamos que a veces no se han dado únicamente entre hermandades de la capital, sino también entre corporaciones de la provincia e, incluso, de otras comunidades autónomas. Más habitual es, si cabe, que las distintas imágenes de una hermandad luzcan una misma pieza, al formar parte del patrimonio corporativo. Este es el caso de la Hermandad de la Macarena, cuyas dos titulares marianas han llevado varios enseres pertenecientes a los ajuares de la Virgen del Santo Rosario y al de la Virgen de la Esperanza.
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Índice |
Índice general del año 2020 |