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  1.- Hermandades y Cofradías

Hermandades y Cofradías > Miércoles SantoLas Siete Palabras

      Las Siete Palabras

Real e Ilustre Hermandad Sacramental de Nuestra Señora del Rosario, Animas Benditas del Purgatorio y Primitiva Archicofradía del Sagrado Corazón y Clavos de Jesús, Nuestro Padre Jesús de la Divina Misericordia, Santísimo Cristo de las Siete Palabras, María Santísima de los Remedios, Nuestra Señora de la Cabeza y San Juan Evangelista.
Parroquia de San Vicente Mártir.
(Tres "pasos").


La Hermandad de las Siete Palabras que conocemos hoy en día tiene una cuádruple condición: hermandad sacramental, cofradía de penitencia, hermandad de gloria y hermandad de ánimas. Todo ello se alcanza a través de un proceso de fusiones que dura varios siglos y que es conveniente aclarar bien para comprender cómo se llega a él y sobre todo para saber valorar la riqueza espiritual, histórica y patrimonial que la corporación alcanza con todos sus titulares y devociones que tiene un denominador común: el barrio de San Vicente, en el que siempre ha radicado durante más de cinco siglos. Señalaremos de forma esquemática a cada una de las hermandades que ha ido fusionándose hasta formar la actual, para desarrollar en otros enlaces algo más de la historia de cada una de ellas.

La Hermandad Sacramental de San Vicente Se estima fundada por Doña Teresa Enríquez en 1511, así lo recogen las propias reglas de la hermandad, siendo por tanto de las primeras con tal carácter fundadas en la ciudad, si no la primera, ya que ninguna puede probar documentalmente la fecha de su creación. Su primera regla se elaboró en 1535. Las hermandades sacramentales se fundan con objeto de acompañar al Santísimo Sacramento cuando se administraba a los enfermos en sus casas, con objeto de que el sacerdote no fuese en solitario, llevándose bajo palio y acompañado por cera.

La Hermandad de Nuestra Señora de la Cabeza Es una hermandad de gloria fundada en 1561 en el convento Casa Grande del Carmen, en la calle Baños. A pesar de su titulación similar a la del santuario de Andújar (Jaén), no fue filial de la cofradía matriz de esa localidad, aunque sí celebraba sus mismas fiestas y por sus reglas se conoce que se inspiró en aquella, aunque sin seguir la iconografía de la misma. En el convento del Carmen labró una capilla propia.

La Hermandad de las Ánimas Benditas Se fundó en 1562 en la parroquia de San Vicente Mártir. Las corporaciones de Ánimas tenían como instituto el rogar por las almas que estaban en el Purgatorio, por lo que no cabe calificarlas como hermandades de gloria al uso. Por su carácter muchas personas se inscribían y dejaban legados testamentarios tras su muerte para misas en sufragio de sus almas.

La Cofradía de los Sagrados Clavos, Virgen de los Remedios y San Juan Evangelista Aunque los datos que se poseen no lo confirman, parece que se fundó como hermandad de gloria en el convento de los Remedios y se convirtió en cofradía de penitencia. Esto último es lo que se desprende de su regla de 1595, que se conserva, y en la que se manifiesta que se encontraba ya en el convento del Carmen y que su instituto era la penitencia, saliendo en la tarde del Miércoles Santo, vistiendo sus cofrades túnica blanca con escapulario colorado.

La Hermandad del Rosario Se fundó en la parroquia de San Vicente Mártir en 1672. Dentro de la tipología de las hermandades de gloria, las del Rosario tienen una característica especial, ya que su instituto es la propagación del rezo del rosario de forma pública, presididos por un simpecado. No obstante, esta corporación tuvo desde sus inicios una imagen de la Virgen y desde 1777 comenzó a realizar una procesión presidida por ella.

Estas cinco hermandades se fusionarían entre sí para dar lugar a nuestra corporación actual. Sintetizaremos también el proceso de fusiones de forma cronológica:

La primera fusión data de 1629 cuando en el convento del Carmen se unen la Hermandad de la Cabeza y la de los Sagrados Clavos y Virgen de los Remedios. Es el primer caso conocido de una hermandad de gloria fusionada con otra de penitencia, y el motivo fue que, al trasladarse al Carmen la Hermandad de los Sagrados Clavos, se ubicó provisionalmente en la capilla de la Cabeza, al estar en obras la iglesia del convento, pero se mantuvo en ella una vez concluyeron los trabajos. La convivencia durante treinta y nueve años de ambas corporaciones dio como resultado su fusión. Esta hermandad tenía ya un crucificado al que más tarde, en 1777, empieza a llamársele el Cristo de las Siete Palabras, advocación que aparece ya reconocida en la regla de 1798.

En 1794 se fusionan la Hermandad Sacramental y la de las Ánimas. A lo largo de los siglos, la coexistencia de ambas corporaciones fue grande, dándose la circunstancia que numerosos legados testamentarios, especialmente casas cuyas rentas se le dejaban por devotos, se hacían a las dos hermandades, cuyo cuerpo de hermanos era idéntico, hasta el punto de que se ingresaba de manera conjunta en ambas. Esa simbiosis desembocó en la fusión de las dos hermandades.

En 1947 se produce la fusión de la Hermandad Sacramental y de Ánimas con la del Rosario. Ya en 1884 se había trasladado la imagen de la Virgen del Rosario a la capilla del sagrario, por deseo de buscar una mejor ubicación en la capilla de mayor tamaño del templo. Esto hizo que ambas corporaciones colaborasen en sus cultos y el proceso de decadencia que ambas vivían, junto a la idéntica composición del cuerpo de hermanos, motivó la fusión.

En 1966 se fusionaría la Hermandad Sacramental, de Ánimas y del Rosario, con la Hermandad de las Siete Palabras, como ya se conocía popularmente a la corporación resultante de la fusión de las de la Cabeza y Remedios. En 1868 se había trasladado a la parroquia de San Vicente Mártir, al serle incautada su capilla por el Estado. La colaboración con la Hermandad Sacramental fue grande desde sus inicios, y la situación de decaimiento que vivía ésta concluyó en una fusión con la cofradía de penitencia, reuniéndose así en una sola corporación todos los titulares citados y teniendo el cuádruple carácter de hermandad sacramental, cofradía de penitencia, hermandad de gloria y hermandad de ánimas.

Imágenes titulares: Nuestro Padre Jesús de la Divina Misericordia es obra de Felipe de Ribas, en 1641. Santísimo Cristo de la Siete Palabras, realizado por Felipe Martínez en 1682. María Santísima de los Remedios, obra de Manuel Gutiérrez-Reyes Cano, en 1865. Nuestra Señora de la Cabeza, obra de Manuel Escamilla Cabezas en 1956. San Juan Evangelista, realizado por José Sánchez Muñoz en 1859

Pasos
El de Nuestro Padre Jesús de la Divina Misericordia, realizado por el taller de Viuda de M. Villarreal entre 1977 y 2000. Iluminado por faroles de Antonio Sandarán Arqués, diseño de Virgilio Mattoni, en 1913. Cartelas talladas y ángeles de Rafael Barbero Medina, en 1981. Cartelas bordadas por Fernández y Enríquez en 2006.
El del misterio de las Siete Palabras es de madera tallada y dorada, realizado por Ricardo Reguera, según diseño de Joaquín Díaz Montero en 1881, con respiraderos de Francisco Vélez Bracho, de 1931, en los que se insertan cartelas de Salvador Madroñal Valle, en 2009.
El de la Virgen de la Cabeza tiene palio cuyas bambalinas exteriores tienen bordados de Jesús Rosado Borja (frontal en 2017 y laterales en 2024) y José Ramón Paleteiro (trasera, en 2014). La orfebrería es de Manuel Villarreal Fernández, entre 1956 y 1962.

Insignias destacadas:
Cruz de Guía: Atribuida a Manuel Gutiérrez Reyes-Cano de madera dorada, realizada en 1873, ampliada y dorada por   Ángel de la Feria (1991)
Senatus: Bordado en oro a realce sobre terciopelo de color púrpura por las Hermanas Trinitarias en 1924.
Estandarte Sacramental, (1793) obra de Juan Narciso de Alarás
Estandarte Sacramental, (1793) obra de Juan Narciso de Alarás.
Estandarte de la Archicofradía con soporte de terciopelo burdeos y bordado en oro por Guillermo Carrasquilla (1941), reformado por el convento de Santa Isabel (1961).
Banderín de la Virgen del Rosario, recuperación de un antiguo estandarte de la Hdad del Rosario (s. XIX) pasado a tisú blanco por Mariano Martín Santoja (2008).
Guión Sacramental, (1783), de autor anónimo, si bien por la similitud con el estandarte sacramental debe ser del mismo autor, de Juan Narciso de Alarás
Guión Fundacional: Realizado por Luis Miguel Garduño Lara en 2012, diseñado por Fray Antonio Manuel Pérez Camacho, monje de Silos, obra recientemente estrenada para sustituir la anterior insignia.

Del rico patrimonio musical destaca la marcha "Pasan los campanilleros", de Manuel López Farfán, compuesta en 1924, una de las más interpretadas de toda la Semana Santa, celebrando este año el centenario de la misma, dedicada a la hermandad, que viene organizando un programa de actos. La versión original de la misma, cantada, le será interpretada al paso de misterio a la salida, contando con la participación del Coro de Campanilleros de la Hermandad de la Soledad, de Castilleja de la Cuesta. Idéntica circunstancia se repetirá tras el paso de la Virgen en la entrada a la carrera oficial y en la plaza de San Francisco y en algún otro lugar del recorrido de vuelta..

TÚNICAS: Visten los nazarenos túnicas blancas con cola de sarga, un escapulario de color carmesí y un cordón amarillo en el lado izquierdo de la cintura. Guantes blancos y zapatos negros, escudo bordado en el antifaz y tres botones de color carmesí en cada puño. Este hábito es el mismo desde 1595 y se tiene como el más antiguo de los usados en la Semana Santa de Sevilla.


CAPATACES: Señor de la Divina Misericordia: Familia Ariza. Misterio de las Siete Palabras: Rufino Madrigal y su equipo. Palio Nuestra Señora de la Cabeza: Rufino Madrigal y su equipo


MÚSICA: Trío de capilla en el paso del Señor de la Divina Misericordia. Banda de cornetas y tambores Esencia en el paso del misterio de las Siete Palabras. Banda de música de Nuestra Señora del Carmen, de Villalba del Alcor, en el paso de la Virgen de la Cabeza


ESTRENOS: Bordado de las bambalinas laterales del paso de la Virgen, por Jesús Rosado Borja. Marcha Sagrados Clavos, de José Bazalo Valero, para banda de cornetas y tambores. Marcha Centenario de pasan los campanilleros, de José Manuel Toscano Pérez y Alberto Barea Tejada.












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